Antigua colonia británica, cruce de rutas marítimas, comerciantes y lenguas, su situación entre Africa y la Europa mediterránea otorga a Malta una identidad increíblemente particular, con un poso de las maneras británicas.

Es un país que sabe acoger a los visitantes, ya que básicamente vive de del turismo. Su capital es la Valeta, país formado por múltiples villas, de las cuales la más famosa es St Julians, sede de las escuelas con las que trabajamos en el país.

Habiendo sido refugio estratégico para millares de soldados británicos pasada la II Guerra Mundial, la ciudad cambió drásticamente, convirtiéndose en un gigante turístico que ofrece toda clase de servicios aprovechando sus costas y playas. Todo un paraíso de las actividades acuáticas como buceo o el kitesurf, además de su multiculturalidad y su dominio de los idiomas inglés e italiano y maltés.